Salomé Chosson es licenciada Química, graduada de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, mamá de Iris (8) y tiene 40 años. Poco más de 9 años atrás, ella soñó y proyectó una meta por la que comenzó a trabajar: convertirse en cinturón negro de Jui Jitsu. Y así fue, para nada fácil, pero siempre impulsada por ‘la pasión’ con la que logró perseverar y avanzar en el mundo del deporte de contacto.   

El jiu-jitsu es un arte marcial, deporte de combate y sistema de defensa personal originario en Brasil. Se centra principalmente en la lucha cuerpo a cuerpo en el suelo, usando para ello luxaciones, estrangulaciones, inmovilizaciones y derribos. 

LA COMENTARISTA 

“Supe que existía el Jiu Jitsu brasilero entre los años 2008 y 2009, porque miraba las peleas del Canal Space, que en ese momento eran las peleas de MMA (artes marciales mixtas). La comentarista era Paloma Fabrykant, una periodista que seguía en las redes sociales y eso me llamó mucho la atención; un deporte de contacto, manejado por hombres y ella en ese lugar como comentarista”, relata Salomé ante Con Sello, cuando le preguntamos sobre cómo fue el primer acercamiento que tuvo con este deporte. 

 “De chica solo hice Taekwondo, fue mi primer contacto con las artes marciales, además jugaba a la pelota en un polideportivo del barrio, pero lo vivía como algo más recreativo”. 

Recién en el 2013, promovida por su hermano, tomó la iniciativa de adentrarse en lo que fue la primera experiencia corporal con el Jiu Jutsu. “En esa oportunidad practiqué solo un mes y medio, hasta que tuve una lesión, que nada tuvo que ver con el deporte, sufrí una fractura de tibia y peroné”. 

Luego de la recuperación, Salomé retomó las prácticas del arte marcial. “A los meses fui a un torneo en Las Heras y dije ‘yo tengo que estar ahí y ser protagonista, no solo espectadora’. Y se plantea: “La única forma es prepararme para el próximo torneo. Redoblé el entrenamiento y me presenté”. 

A su vez, Salomé continuaba sus estudios universitarios, luego de la Tecnicatura en Química, siguió la Licenciatura y fue intercalando las clases de Jiu Jutsu con la cursada académica. Si bien las circunstancias de la vida siempre nos ponen a prueba, la pasión por el deporte y aquella meta que pretendía alcanzar, hicieron que ‘Salo’ no doblegara en la persistencia para alcanzar sus sueños. 

MATERNIDAD Y CARRERA DEPORTIVA

“Me atrasé con respecto a otros de otros compañeros (de Jiu Jitsu) me quedé embarazada y si bien participaba de seminarios y otras actividades, no podía practicar. A los 9 meses, luego de haber tenido a mi hija, pude volver a entrenar. Había bajado mucho de peso, no tenía fuerza, estaba cansada y fue un proceso de volver a reconocerme y de recuperación”, comenta Salomé a Con Sello. 

“La primera experiencia, luego de tener a mi hija, fue un torneo sin kimono; en una me fue bien y gané por puntos, pero en la segunda perdí y me quedé con sabor amargo. Con los años, aprendí a valorar más mis performance. Me ayudó el hecho de dar clases e incentivar a otros en sus diferentes condiciones físicas y circunstancias de la vida”.

Transcurrió el tiempo y ese combinar de las exigencias propias del cuerpo, el maternar, estudiar y trabajar. A mediados del 2023, poco antes de cumplir 40 años, ‘Salo’, recibió su cinturón negro. Tal y como lo soñó.

“Mi sueño era tener el cinturón negro antes de los 40 y lo logré. Trabajar en las inseguridades, tener permanencia, constancia, disciplina”, son las premisas de Salomé, quien es al día de hoy la primera y única mujer de Comodoro Rivadavia y Chubut, portadora de cinturón negro de Jiu Jitsu. 

Sin dudas que el Jiu Jitsu, como tantos otros deportes de contacto, sigue siendo de aquellos espacios en los que predominan hombres y el tener que poner “límites” también fue necesario.

“Casi siempre los profes son varones, convengamos que han sido desde sus inicios los primeros que arrancaron y los que más se mantuvieron en el tiempo. Había pocas mujeres y seguimos siendo las menos. El deporte de contacto es todavía muy masculino; y persiste el tabú del contacto físico con otras personas, más las mujeres que hemos estado y estamos tan expuestas al acoso”, admite Salomé, al mismo tiempo que invita a “apreciarse, dejar de lado las comparaciones, y darlo todo nuestros objetivos personales”.

POR UNA PASIÓN 

Además de ofrecer seminarios y conferencias en la región y en otros puntos del país, Salomé tiene sus prácticas y objetivos actuales puestos en la competencia y reconoce que “en la vida activa como competidor la edad es bastante determinante, no muchas mujeres de más de 35 años compiten. Desde 2021 me dedico a la competición y a la preparación de lucha”.

Hoy Salomé se prepara para competir con miras al Open Argentina de Buenos Aires, en noviembre, aunque también evalúa fechas para otros eventos. 

“Es bueno agregarle a la vida un poquito de desafío. Antes (del Jiu Jitsu) iba al gimnasio, pero sentía que me faltaba algo: era la pasión, no tenía,  y descubrí que era esto. Una pasión, algo más de todas las cosas que uno tiene que hacer en la vida. Me encanta compartirlo y ser anfitriona del que comienza en la actividad”, describe 'Salo' en la charla con este medio. 

Y confiesa que tendrá “unos años más para competir, y luego me dedicaré a dar clases. Se que puedo llegar a la gente y que los puedo entusiasmar. No todos tenemos que tener el mismo rol, todos somos únicos”.